Repartimos los nombres... y... resulta que tenemos una percha menos... ¡ay! lo que iban a ser 5 minutitos de organización se ha convertido en una hora de dilatado debate sobre qué hacer, cómo resolver el problema...
Aroa: podemos contar las perchas...
María: sí , para saber si son 15.
Lionel: yo quiero contar a los compañeros. para saber si somos 17. (se dispone a contar) 16.
la seño: ¿y tú?
Lionel: ¡17!
la seño: ¿y cuántos percheros hay?
Lionel se pone entonces a contar...
Pablo: los mismos que niños.
Lionel: no, hay 16. 16 percheros seño.
María: ¿porqué no contamos a los niños que no estaban el año pasado de 3 años y a los nuevos de 4?
la sensación es de que "no cuadra" y creen que contando y recontando y volviendo a contar sucederá que habrá percheros para todos.
Como ven que es imposible alguien dice:
¡SE COMPRA UNA PERCHA MÁS!
Los niños se sentaron por parejas a elaborar en un folio qué había pasado esa mañana en clase:
María y Paola dibujaron una tabla y escribieron 17 números, pero al final decidieron tachar el 17, porque sólo había 16 perchas.
Pablo y Fernando han dibujado la percha que faltaba y han escrito el número 16.
Yunaida y Lía, han escrito los nombres de dos niñas compartiendo una percha.
Erika y Lionel han dibujado algunas perchas y han escrito como solución que Erika puede poner su nombre justo encima del de Lionel y así compartir la percha, para que haya una más...
Ana y Aroa han dibujado la correspondencia entre los niños/as y los percheros.
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